Y es que se encontraba hundida en neblinas muy espesas, la visibilidad era muy poca, toda esa bruma que nunca entendió demasiado bien de donde salía y para que estaba, simplemente estaba allí, no dejándola ver hacia donde debía correr, o si tan solo tenía que caminar con la cabeza bien en alto, al fin y al cabo solo las personas que buscan algo miran al suelo; ella no necesitaba más, pero siempre fue muy golosa. No hablo de drogas, no hablo de cosas raras, solo de una pequeña muchacha de piel de papel que caminaba por medio de una gran neblina y que siente ganas de decir: 'al fin el sol se despertó, o mejor dicho, al fin me desperté con el sol!!'.
Vvia en la ciudad del arcoiris, pero hace mucho que no lo sentia en si. Caminando en esas Avenida encontró a un conejo, algo apresurado, pensó por un momento que podría ser el conejo de Alicia, pero no, no se trataba de un conejo tercer mundista, este era un conejo que por más que quisiera comprarse eso de que llevaba un alma nómade y libre, estaba demás atado a lo mundano, tampoco se trataba del conejo que llevaba un reloj que le marcaba todos los instantes del día, un reloj dispuesto a ceder minutos (que atesoraba como grandes tesoros terrenales) para ayudar, si bien los dos conejos compartían la cualidad de querer categorizar todos los instantes de su vida y rotularlos; este conejo solo quería que los minutos sean para él, y compartirlos solo con su fiel amigo el topo, quien no quería mirar demasiado, y mucho menos arriba de los hombros de este conejo histriónico, que acaparaba las miradas de todos, y que esta chica aun no entiende cual es la causa.
La endulzaba, quizás hasta le gustaba en la forma que contaba sus historias, pero se dio cuenta de que este conejo, era solo un conejo con un reloj, no tenía tantas fortalezas como ella lo había creído, no era tan perfecto, ni tan loco, ni tan complejo, ni tan histriónico, ni tan atolondrado, quizás no estaba actuando tampoco el conejo, solo que ella estaba creando algo mucho más loco en su cabeza, pero no podía dejar de pensar en la suerte que tubo al encontrarse ese conejo en el camino.
Aun lo sigue pensando.
Tubo un par de conversaciones con el topo, que también permanecía callado cuando el conejo hablaba y nos engatusaba con sus muecas y formas de contar las cosas. Fueron las charlas más intensas que pudo tener en ese camino nebuloso, agradece al topo que la hizo sentir acompañada en esas neblinas, les saco los lentes de sol.. Ella en un principio se opuso, no quería, decía que si se sacaba los lentes las esperanzas d estar bajo el sol con el conejo y con él, iban a ser pocas, que los lentes la ayudaban a llamar al sol, y se los dejo puestos. El topo se rio, la dejo que haga lo que quiera, que piense lo que quiera, y que crea en lo que quiera, se reía, sabía que el sol no iba a venir si lo estaba llamando, el topo si bien sabia escuchar aún más que hablar, cuando soltaba palabras era necesario escucharlo, en verdad era necesario.
Después de haber perdido a esos dos acompañantes lloro, se sentó en una piedra a intentar ver algo, no sabía muy bien a donde mirar, se encontró con un león, de rasgos definidos, unos ojos hermosos, realmente un león con todas las características físicas de tal, lo admiro un rato... a su lado venia un payasito, un payaso con una característica muy especial, pues si bien tenía una sonrisa grande, y un overol de muchos colores, tenía pintada una lagrima en su mejilla derecha, no dejaba nunca de fumar tabaco, pero irradiaba amor.
El león y el payaso llegaron a ese lugar, se sentaron cerca de esta muchacha, pero no le dieron tanta importancia, dicen que hay gente o cosas que pueden sentir lo que otros no. El payaso y el león descubrieron que cerca de esta muchacha de piel de papel y corazón de tiza había una oruga rosada. Algo medio raro, pero esta muchacha no podía asombrarse, ya había estado con un topo mucho más alto que el conejo histriónico, el payaso feliz con una lagrima muy definida, este león que disfrutaba de enriquecer la sabiduría que la naturaleza le había ofrecido de regalo y esa seguridad que predisponía al hablar y por sobretodo, lo que hacía que sea un león especial, era que sabía escuchar, esa idea se afirmó en cuanto el león comenzó a hablar con la oruga que se sentía también triste...
L: Ves esas hojas de allá?
O: No, no puedo verlas.. Solo puedo ver mi reflejo en este charco de lágrimas que he creado.
L: Ves esas mariposas volando cerca de esas flores?
O: Te dije que no pedo ver!
L: Lo has intentado?
O: No, no entiendes que estoy muy triste.. El amor de mi vida ha muerto, es lo más triste que podría haberme sucedido, ya no poder ser feliz nunca más.
L: Acaso tu compañero no te aviso de su muerte?.
-la oruga que se había prometido no creer en nada mas, lo miro y de una forma sobrante le dijo:- Uds., los leones siempre sienten que son dueños de la verdad no? No ves acaso mi tristeza, no ves acaso que siento que mi mitad se fue, que se ha muerto, no ves acaso lo gris de esta neblina?
-El leon dio por terminada la charla, no le agradaba las paredes en las que se estaba encerrando la oruga; el payasito decidió meterse-
P: Has sido feliz alguna vez?
O: Pues sí, es sido muy feliz hasta hace una semana, que no para de llover en mi alma y me siento muy gris.
P: Y acaso no es bueno eso?
O: Que? sentirse triste? por supuesto que no.
P: Por supuesto que sí!! -retruco el payaso- Pues si sientes ese gris por dentro, esa lluvia mojándote el alma, es porque sabes que es el sol, que son los colores y lo feliz del verano!!! Deberías de estar celebrando esta tristeza, deberías estar celebrando que la vida te golpee, pues de esa forma puedes sentirte vivo!.
La muchacha no pudo no escuchar esas palabras, derramo un par de lágrimas, pero esta vez solo un par, y sintió un alivio. Le pidió un cigarro a este payaso, que se lo ofreció sonriente, interrumpiendo en la charla, de la misma forma en la que entro se salió, tenía la capacidad de creerse desapercibida. Se fue pensando en que ese payaso era una cosa muy loca, que por más hermosa que era su sonrisa, y por más hermosas que fueron esas palabras que nunca fueron para ella, aun no podía entender lo ambiguo de su gran sonrisa y su lagrima pintada, quizás este payaso no sabía como resolver aun esa perdida, quizás a el también se le había muerto algo, quizás.
No se sacó los lentes, había entendido el mensaje del payaso y del león, pero no aun el del topo.
En el camino, apareció su vieja amiga, una gata hermosa, destilaba seguridad, y había aprendido a valorar lo hermoso del hogar, pero que no podía dejar de admirar lo saludable de la libertad que brinda la naturaleza, cientos de ocasos y amaneceres que añoraba con pasión y entrega, esas puestas y salidas de sol que acompañan a su ruta y por lo que su mundo gira.. Le quito los últimos bostezos de humo, pero saco otro cigarro que compartieron juntas. La hizo reír, la escucho, la mimo, y hasta lloro con ella. Le mostro los cambios que ella ya había vivido, y le enseño a aprender de sus propias experiencias, y de las de los demás.
Al final de la noche, se quedó en una casa, antes de entrar la miro con esos ojos marones llenos de pestañas, y ese pelo rubio muy corto quedo tan solo como un recuerdo, y es que las amistades son así... resplandores de alivio en medio de las neblinas. Miro hacia el cielo, y grito con todas sus fuerzas esa frase que su amiga la gata le había heredado: 'EL UNIVERSO MARCHA COMO DEBIERAAAA!!! COMO DEBIIIIERA!!!!'.
Decidió quedarse dormida bajo un árbol, despues del despliego de esa nergia que lanzo hacia el inmenso cielo negro y estrellado. Dejo de mirar al suelo, para contemplar lo hermoso del cielo, lo hermoso de las estrellas. Pero algo más estaba obturando su mirar, ¡es que nunca había dejado de usar las gafas!. Y pensó.. 'acaso el topo me estaba diciendo que las gafas de sol son solo para el sol?, como pude ser tan despistada y no sacarmelos cuando oscurece?, acaso el que me dibujo no había pensado en la noche? acaso el que me dibujo, no se midió en ponerme sentimientos y es ahora que me veo en la entrecrujijada de no poder dominarlos? y es que mis sentimientos, mis sensaciones, mis placeres y mis dolores se ven todos a flor de piel!, el mundo los puede ver!. Recordó los momentos que compartió antes de salir a caminar en la niebla con su amiga el flamenco, quien le habría dejado un gran legado: 'te descubrís constantemente, y aprendes de ello. Realmente sos admirable, podrías dejar tu corazón en una causa, y no te importaría, el que no lo sepa ver... pues, es porque está encerrado en sus tonterías'. Le llevo mucho tiempo descifrarlo, pero después de tanto tiempo, después de tantos personajes cruzándose en su camino, de tantos pensamientos entretejidos, se durmió. Con la esperanza de que por la mañana la niebla sea neblina.
No paso, no todos los cuentos tienen finales felices, pero bueno.. Ahí la veo, por ahí la veo... caminando, con la diferencia de que ahora no son las lágrimas la que la acompañan, desempolvo a una guitarra que alguien quiso de alguna forma regalársela, y camina, ya no por esa avenida, resolvio que quizas era el camino el que estaba mal. Ahi va, con una sonrisa desplegando alguna melodía melancólica con acordes felices por las calles de la ciuad del Arcoiris.
Flor.-